datos según la OMS
(Organización mundial de la salud)
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Datos de la ENSE en 2017.
Cuántas veces no nos hemos sentido un poco tristes y/o ansiosos, tras algún acontecimiento en nuestras vidas? Una ruptura sentimental, la pérdida de un trabajo, el cuidado de una persona dependiente, un cambio vital, etc. son situaciones que hacen que se produzca un desequilibrio en
nuestro status quo emocional y altera una, alguna o todas las parcelas de nuestra vida.
El que nos sintamos tristes y/o ansiosos ante estos cambios es algo adaptativo y normal en el ser humano. Son emociones que surgen ante nosotros para provocar una reacción y que como sugiere la etimología del término emoción, “emotio”, que se deriva de “emovere”, nos lleva al movimiento y al cambio para volver a ese equilibrio emocional.
No obstante, hay veces que los acontecimientos nos superan y necesitamos ayuda para hacer frente a esos obstáculos que se nos plantea la vida. Son momentos en los que además de sentirnos tristes, podemos tener problemas con el sueño, cambios en nuestro apetito; comer de más o comer de menos, sentir que aquello que antes nos resultaba placentero; deja de hacerlo…
Podemos incluso estar con la sensación de cansancio todo el tiempo, y en el peor de los casos, tener pensamientos de no querer seguir adelante y querer poner fin a la vida que llevamos.
Momentos en los que además de sentirnos ansiosos, nos puede ocurrir que nuestro corazón aumenta su ritmo cardíaco, respiramos de forma más acelerada, nos sentimos muy nerviosos, podemos llegar a temblar, sudar, e incluso tener la sensación de que algo terrible nos puede llegar
a ocurrir.
La ansiedad nos paraliza sin previo aviso, e interrumpe nuestra vida normal. Como bien describe el célebre psicólogo Barry E.Wolfe: “Nadie que se haya visto atormentado por prolongados accesos de ansiedad duda de su poder para paralizar la acción, estimular la huida, aniquilar el placer y dotar al pensamiento de un sesgo catastrófico. Nadie puede negar lo terriblemente dolorosa que puede ser la ansiedad. La experiencia de una ansiedad crónica e intensa es, por encima de todo, una profunda y desconcertante confrontación con el dolor”.
En los seres humanos, cuando no percibimos, cuando no recibimos toda la información, la rellenamos con otras hipótesis imaginarias para complementar la faltante, porque nuestro sistema
trata de prever que haríamos si ocurre lo imaginado.
El problema está en que nuestro pensamiento afecta a nuestro cuerpo (es psicosomático) y por ende, produce un efecto físico; si por ejemplo imaginamos que algo terrible le puede ocurrir a un ser querido, notamos como la presión sanguínea sube, las palpitaciones se incrementan y sentimos ese malestar entre otras cosas, es decir, se provoca la temida ansiedad.
En ocasiones la depresión y la ansiedad aparece por un suceso traumático, en otras por un factor biológico/genético, en otras personas aparece por un consumo de substancias (alcohol y drogas) y a veces son nuestros propios pensamientos el origen de todo ello, son el punto de partida de nuestro malestar.
Sucede un acontecimiento y el transcurrir las cosas acontecen tal cual son, es algo objetivo; pero la interpretación de esos mismos sucesos, cómo valoramos ese hecho; es algo subjetivo, y en función de esa valoración, interpretamos el suceso como positivo o negativo.
Si tendemos a percibir nuestro mundo de forma negativa, nos acomodamos a esa visión de lo malo, nos acostumbraremos a procesar así y viviremos en un continuo pesar que podría mermar nuestra calidad de vida y generar otras patologías asociadas.
En muchas ocasiones los pensamientos negativos/destructivos se resuelven a través de la vía cuerpo-mente, sobretodo cuando éstos son pensamientos ansiosos, producto de no estar en el ahora. Nuestro cuerpo está en el tiempo, por lo que cuando nos centramos en él, volvemos al
tiempo presente, a éste instante y recuperamos el foco de atención al presente, dejando atrás el pasado y sin ocuparse antes de tiempo del futuro.
Como nos recomienda Benjamín Franklin: “No anticipar problemas o preocuparse por lo que a lo mejor nunca sucederá”, es un buen consejo para combatir la ansiedad.
En otras ocasiones, lo mejor es hacer una muda de pensamiento, remplazando el circuito del cerebro de pensamientos destructivos, por otros más positivos.
Concluiría diciendo que efectivamente, la vida no es nada fácil! a veces nos trae pesos muy difíciles de soportar o a veces no sabemos cómo hacerlo, cómo gestionarlos… pero quiero que sepas que es tu vida y tú tienes las riendas de ese barco. A veces el oleaje y el viento no lo mantienen firme, se balancea, le cuesta avanzar, pero sigue navegando y al final, llega a su destino. Con tu vida lo mismo, contigo lo mismo. Sé el capitán de tu destino y conmigo de la mano, te guiaré en ese paso desde que empezó tu partir.
En nuestro camino, descubriremos juntos que suscita todas esas emociones que te incapacitan en este momento mediante una psicoterapia ecléctica que te ayudará a entender lo que te curre, cómo detectarlo, saber discernir el pensamiento, la emoción y lo que realmente es y sobre todo cómo gestionarlo mediante diversas técnicas cuando acontece. A su vez, te brindaré herramientas para que el camino se haga más llevadero para ti, porque
nunca lo olvides…estamos juntos en esto, y estoy aquí por y para ti.
