Con mi ayuda, iniciaremos una terapia con
Jim Rohn
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Muchas veces comemos más rápido o de más, cuando estamos ansiosos o por contra no comemos tanto si hemos tenido un disgusto. La comida tiene mucha relación con nuestro estado emocional. En ocasiones, cuando sentimos alguna emoción negativa como la tristeza o la ansiedad, tendemos a canalizar ese malestar a través de la comida.
Hay una estrecha relación entre la comida y la emoción, de hecho algunas personas denominan el intestino como el “segundo cerebro”, y es que tanto lo que comemos repercute en nuestro estado de ánimo, como nuestro ánimo en lo que comemos. No obstante, éste vínculo es más intenso con unas personas que con otras, causando en ocasiones problemas severos.
“Lo que pensamos genera emociones, pero también lo que comemos”
La razón por la cual las personas ante una emoción acuden a la comida, es porque muchos alimentos (como el huevo, carne, pescado, frutos secos, frutas ácidas, etc) contienen triptófano, el aminoácido encargado de liberar serotonina a nuestro cuerpo. Este neurotransmisor (la serotonina) tiene, entre otras funciones, la regulación emocional, la regulación de la temperatura corporal y la sensación de saciedad.
La serotonina, conocida coloquialmente como la hormona de la felicidad, genera un estado de bienestar cuando aumenta sus niveles en nuestra mente, de ahí que nos sintamos tan bien después de un buen manjar. Por eso aquellos alimentos que contengan triptófano son unos magníficos “fármacos” naturales para evitar las las emociones de tristeza.
Los problemas con la comida suelen ser más frecuentes en mujeres que en nombres, y sobre todo acontecen en la adolescencia o la edad adulta temprana. No obstante, pueden aparecer también en hombres y en otros momentos evolutivos.
“La dificultad en la regulación de los estados de ánimo negativos tiene una influencia muy grande en la aparición y el mantenimiento de los trastornos de conducta alimentaria”
Las causas de porque unas personas acuden ante una emoción a la comida o la evitan, y otras no tiene un origen desconocido; aunque algunos autores apuntan que hay un componente biológico, social, psicológico. A veces esconden otras dificultades ocultas de la que no somos conscientes.
Las consecuencias de una mala nutrición pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud, pudiendo aparecer problemas renales, cardiovasculares, o incluso la muerte. Por eso es tan importante una correcta regulación emocional.
“Lo siento, no hay una solución mágica. Debes comer sano y vivir de forma saludable para estar saludable y lucir saludable. Fin de la historia”
Es el menos común de todos los problemas alimenticios, pero el que más mortandad tiene. Las personas con anorexia nerviosa no consumen alimentos, o lo hacen de
manera muy restrictiva y solo algunos de ellos. Presentan una delgadez extrema, y una imagen
distorsionada de su figura, suelen realizan mucho ejercicio físico ya que tienen un intenso temor a aumentar de peso. Si llegan a dejar de comer por un largo período de tiempo alcanzan un estad de inaniciación por falta de nutrientes, que; si se mantiene mucho en el tiempo, la persona puede morir. Además pueden llegar a padecer: anemia, baja densidad ósea, problemas en la presión sanguínea, falta de tono muscular, pérdida de cabello, infertilidad, fatiga, etc.
Las personas con atracones de comida comen de forma exagerada rápidamente sin
un control en un período de tiempo específico. Siguen comiendo a pesar de estar llenas hasta
llegar a ese estado incómodo en que dejan de hacerlo. Tras estos atracones suelen aparecer
sentimientos de culpa y vergüenza por haberlo hecho, por lo que normalmente lo hacen solos
para que nadie los pueda ver. Tener atracones de forma reiterada puede llevar a aumentar
mucho el peso corporal, llegando en algunos casos al sobrepeso.
Las personas que tienen este problema con la comida también tienen atracones, pero en este caso, después de los mismos se purgan con vómitos o laxantes. Pueden realizar también períodos de ayuno o incluso mucho ejercicio físico. Las personas con bulimia nerviosa no
tienen una condición física determinada, sino que pueden estar por encima o por debajo de su peso corporal. Las consecuencias de este problema achacan al sistema gastrointestinal, ya que al vomitar causan reflujo gastroesofágico. También pueden tener deshidratación por la purga, dolores de garganta, erosión en el esmalte dental, desequilibrio de minerales en el cuerpo, etc.
“Nuestros cuerpos son nuestros jardines, nuestras voluntades son nuestros jardineros”
Cada persona es diferente; a sí mismo sus circunstancias y dificultades con la comida. Me gustaría puntualizar antes de seguir, la importancia que tiene acudir a un profesional ante la mínima sospecha de que un familiar o persona cercana tiene un desorden con la comida, ya que cuanto más tarda, más difícil es el tratamiento. En ocasiones, las personas con problemas de comida no reconocen que tienen un problema y será fundamental tomar conciencia de la misma.
Que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu comida”
Siempre es recomendable un abordaje multidisciplinar ajustado al caso en particular ante cualquier circunstancia. Además del abordaje terapéutico con un psicólogo/a, de la que hablaremos a continuación, en algunos casos, además de una atención médica, es conveniente
el asesoramiento de expertos nutricionales que aconsejarán qué dieta saludable ha de seguir para controlar y/o recuperar el peso corporal. En otros casos de mayor gravedad, puede llegar a ser necesario el estar inmersos en un programa de tratamiento hospitalario y/o farmacológico.
En cuanto a la psicoterapia que citábamos previamente; con mi ayuda, realizaremos juntos/as una terapia individual y/o familiar donde analizaremos de dónde vienen esas emociones negativas, los pensamientos intrusivos que sucumben a la comida, tanto a su ingesta descontrolada, como a la renuncia de la misma o a la purgación.
Tras la identificación de las emociones negativas o la causa subyacente a las mismas,
diseñaremos un plan de acción que dote a la persona y a la familia, de nuevas estrategias de gestión emocional (aprender a reconocer las emociones y gestionarlas adecuadamente en lugar
de taparlas con la comida.), así como la resolución de conflictos.
En la terapia también abordaremos la psicoeducación y adquisición de hábitos saludables en función del problema de comida que exista, para que la persona adquiera unas pautas funcionales y salubres con la comida y disponga de las herramientas necesarias para hacer frente a cualquier situación que se plantee en su vida.
Nuestro cuerpo y nuestra mente son uno, es importante que cuidemos ambas para nuestro bienestar. Lo de fuera se refleja dentro, y lo de dentro a fuera; y como bien se expone en la cita que aparece más abajo de Richard Bach, podemos modificar los pensamientos que nos hace mal y hacerle un bien al cuerpo.
“Tu cuerpo entero, de un extremo del ala al otro no es más que tu propio pensamiento, en una forma que puedes ver. Rompe las cadenas de tu pensamiento y romperás también las cadenas de tu cuerpo”
